Relato de un Amor Inconcluso (Guión)

Aprovechando una… bueno, nada cuesta decirlo, tarea, escribí un pequeño guión o intento de uno. Y pensé que una manera de mejorar mi escritura, o mejorar el guión mismo, sería compartiéndolo y recibiendo opiniones sinceras. Claro, puede reducirse a solo compartirlo dependiendo de el flujo que tenga Pour la Mer. De paso aprovecho a disculparme por no actualizar la historia en bastante tiempo porque no logro juntas tiempo suficiente para revisar y editar todos los inicios de capítulo que tengo… De todas formas, he aquí el guión «Relato de un Amor Inconcluso»

Una joven está sentada en una esquina. Se levanta cuando el viento vuela su gorro, dejando ver su pelo largo, negro y ondulado. Se oyen las campanas de la iglesia dando a conocer que ya son las 5. Choca contra un hombre alto e imponente al tratar de agarrar su gorro.

Fernando- Es su gorro, ¿no? (Pamela toma el gorro.) Disculpe por hacerla esperar tanto tiempo, no tengo excusa.

Pamela- No hay problema, casi no sentí las dos horas.

(Se dirigieron juntos a un café. Una mesera se acerca para tomarles la orden.)

Mesera- ¿Gustan tomar algo?

Fernando- No, gracias, (ahora se dirige a Pamela) prefiero no tomar nada cuando trabajo.

Pamela- Yo tomaré un té de limón, gracias. (La mesera se retira)

Fernando- ¿No tiene problema con que hablemos de esto en un lugar publico?

Pamela- No se asunto de estado, ni nada “top secret”….

Fernando- ¿De qué se trata?

Pamela- Bueno… Emm, yo soy hija adoptada y hace poco (respira profundamente) fallecieron mis padres…

Fernando- Mi más sentido pésame.

Pamela- Si, si, no quiero hablar de eso. Lo que pasa es que ellos no querían que conociera a mi padre biológico.

Fernando- Espera un momento, ¿a tu padre? ¿No tenían problema con que buscaras a tu madre?

Pamela- Bueno, yo ya conocía a mi madre biológica. Nunca me ocultaron eso, y apenas tuve opción, la busqué y conocí. Pero todos, mis papás adoptivos y madre biológica, me protegen de conocer a mi papá.

Fernando- ¡Qué interesante eso! ¡Jamás había oído de nada parecido!

Pamela- Si, bueno… mi madre biológica me dice que cuando él supo de su embarazo no dijo nada y después no volvió a verlo. Parece que se mudó el día siguiente.

Fernando- Es una historia muy peculiar en realidad, y justo se da la casualidad de que yo sé que un hijo o hija mía se dio en adopción, pero yo no tuve nada que ver con ello. Yo quería que nos quedáramos el bebé… pero ella no estaba de acuerdo. (Hubo un breve silencio) Esto no significa que nada vaya a afectar mi trabajo por usted.

Pamela- Si hay algún inconveniente, puedo buscar a otro investigador…

Fernando- No, claro que no. Ahora deme los datos para comenzar la búsqueda.

Pamela- Mi madre biológica se llama Alejandra Bonilla, viene de una pequeña ciudad que se llama Macondo.

Fernando- (hace una pausa, lo reconsidera y responde) Macondo, bien… (traga grueso)

Pamela- ¿Seguro que no hay problema?

Fernando- Seguro. Yo la llamo cuando sepa algo.

 

Fernando daba vueltas en su oficina, revolvía papeles, se detenía, volvía a revisar archivos. En un momento se detiene frente a unos papeles que había puesto en su escritorio. El papel de encima dice “Fernando Avilés, Macondo” y al lado de éste, uno etiquetado de Muy Importante que tenía el nombre “Sara Villeda” tachado.

Fernando- ¿Será posible que esta chica sea la hija de Sara? Definitivamente tiene su parecido. ¿Y Sara ahora se llama Alejandra… Bonilla? Tendré que ir a Macondo.

 

Un tren está llegando a un pueblo. Fernando baja del tren con un sombrero negro y un gran abrigo. Va a la Oficina de Registro. La oficina está vacía, así que comienza a revisar papeles en un archivero cuando una persona va a entrar a la oficina; corre a sentarse frente al escritorio de Atención al Público y finge no haber estado husmeando.

Fernando- ¿Puedo hacerle una consulta? ¿Qué ha sido de Sara Villeda?

Oficinista- ¿Sara Villeda? Permítame un minuto. (Revisa en el computador) Al parecer Sara Villeda ya no vive aquí, bien, desde hace 26 años. Ah no, deme un momento. (Gira en su silla para hablar por teléfono.) Buen día, con Felix. Si, espero… Felix, hola. ¿Recordás a Sara Villeda? Aja, aja… si, muy bien. ¡Gracias! (Volviendo con Fernando) Sara se cambió el nombre. (Fernando empalideció.) En marzo del 95 vino para recoger unos papeles pero ya no se hacía llamar Sara, sino Alejandra Bonilla. Según Felix, se mudó en el 84 o el 85 porque iba a tener un bebé, pero cuando volvió estaba sola… Parece que nadie supo de quién era el bebé ni que pasó. Se asume que todo fue un malentendido o que lo dio en adopción.

(Fernando enmudeció. No debía haber tomado aquella investigación; sus instintos no lo engañaban.)

Fernando- Muchas gracias, ha sido de mucha ayuda.

Oficinista- Si me permite la indiscreción, ¿por qué ha venido a preguntar por esta tal Sara?

Fernando- Soy investigador privado… es todo.

Oficinista- Por supuesto… si quiere le puedo proporcionar la nueva dirección de Sara, es decir, Alejandra. Cuando volvió en el 95 tuvo que dejar información de contacto para el trámite. Quizás esto lo ayude a encontrarla.

Fernando- Si, en realidad, me serviría de mucho… (Sale de la oficina)

Oficinista- Debe estar bien distraído, ni se percató de que no le pedí su identificación y que le solté toda la información que quiso. Espero que encuentre a Sara y puedan resolver ese lío que llevan cargado hace tanto tiempo.

 

Fernando está frente a un gran edificio de apartamentos, viendo de arriba a abajo la lista de nombres al lado de cada timbre. Finalmente, presiona el interruptor que se encuentra al lado del nombre “Alejandra Bonilla”.

Intercomunicador- Es un poco tarde… ¿quién es?

Fernando- ¿Sara? (Se le escapan unas lágrimas.) Déjame entrar por favor, ha pasado tanto tiempo y… me duele todavía. Por favor, sólo un momento. (Suena la puerta abriéndose.)

Intercomunicador- Sube.

(Fernando entra al apartamento. Toma asiento junto a Alejandra. Se quedan callados un momento, ambos tratando de controlar las ganas de llorar.)

Alejandra- He querido… había pensado… no sabía…

Fernando- Pamela me pidió que localizara a su padre. Ah, soy investigador privado. Y en el camino por encontrarlo, no sólo me di cuenta que soy yo, sino que encontré a quien busco desde hace casi treinta años.

Alejandra- Las cosas fueron tan difíciles cuando me fui que… Yo quería verte de nuevo, pero jamás pensé que quisieras verme a mí.

Fernando- Fue muy doloroso saber que te habías ido y no volver a saber nada en años, pero no queda más por hacer sobre eso. Y no quiero perder la oportunidad de estar contigo por una mala decisión.

Alejandra- Fer, todas las noches pensaba en mi hija y su padre, pensaba en dónde estaría si estuviéramos juntos, pensaba en esa vida juntos, en una familia, en… Hubiéramos sido muy felices.

Fernando- Todavía podemos… Perder 25 años no es perder la vida, aún tenemos mucho tiempo por vivir, y podemos dejar atrás ese dolor para por fin estar juntos.

Alejandra- ¡Lo siento muchísimo, no quise hacer tanto daño! Yo te amaba y creí que arruinaría tu vida estancándote desde tan joven…

Fernando- Sara, tenías las intenciones más nobles, y cometiste un error, son cosas que pasan. Ahora lo que importa es que tenemos la posibilidad de estar juntos y tenemos que aprovecharla. Te amo, Sara, te amo, y no puedo dejarte ir otra vez.

Alejandra- (corre al lado de Fernando, se abrazan. Lloran ambos de alegría por haberse por fin reencontrado con su amor.)

 

 

FIN

Deja un comentario